Ecos en flor
Anhelamos el amor, la libertad verdadera, el abrazo sincero con la desnudez del otro
Almendro gris y azul, nube de humo
fragancia feliz sin cuerpo ni cadenas
eco de eternidad, latir lejano
¿dónde moras?
¿Dónde tu voz, tu risa cándida
destruyen tanto orgullo, tanto odio,
tanto nuestro y nos liberan?
¿Dónde el hoy, tórtola virgen
almendro acicalado de coquetas azucenas
flor de Sarón, cándido néctar
apaga sus malajes vanidades y desnudo
retorna a aquel amor que le da forma?
Ayer soñé –miel y fontana–
los pasos de los lotos sobre el río
caricia de contrarios redimidos
y una boda de luz brillaba rosa
una nueva humanidad cobraba vida
sinfonías derramadas a la orquesta.
¿Cómo volver a aquel abrazo eterno
cómo hallar cariño en tanta guerra
cómo reír cuando la muerte acecha
cómo anhelar si las palabras hieren?
¿Cómo encontrarte, almendro nuevo
madera en flor, fragancia que me atrapa
si no busco tu rostro en el envés
de la lágrima ya seca de palabras
en el fogoso brillo del amor sin nudos ni fianzas
en la noche de la madre temerosa
calentando con sus brazos la ternura
de unos ojos que no juzgan solo esperan?
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